Las tortugas terrestres se enfrentan principalmente a la destrucción
de su hábitat, ya sea de forma fragmentada o total por la construcción urbana o
por incendios forestales. Sumado a esto los efectos del cambio climático que
cambia las condiciones de las zonas donde viven.
Otro problema para estos animales es ser consideradas
mascotas, lo que genera ser extraídas de las zonas térmicas para su domesticación,
comercialización ilegal; o aún peor, para vender sus caparazones o utilizarlos
para la fabricación de artesanías para los turistas.
Por otra, para las tortugas marinas su principal amenaza es
la pesca incidental al quedar atrapadas en las redes de pescadores, es la
destrucción de sus zonas de anidación por la mancha urbana, el consumo de sus
huevos y carnes, y el comercio ilegal.
Además de verse afectadas por el cambio climático que afecta
el aumento de las temperaturas en las zonas de alimentación, generando un
cambio en la migración de las especies marinas que no pueden habitar zonas que
sobrepasan los 35° C.